Estamos inmersos en una vuelta a los orígenes y la sangría no iba a ser menos. Este «divertido vino» nos acompaña en los momentos más refrescantes e informales. Sea cual sea su versión, es decir «sangría» y aparecer el buen rollo. Sin olvidar su espíritu «fiestero», la sangría se ha convertido en el cóctel gourmet idóneo para todos los gustos.
Considerada por muchos la bebida española por excelencia, este popular brebaje ha renacido con fuerza y se ha convertido en un refresco de moda que puedes tomar en cualquier momento. Aunque existen muchas variaciones, la receta básica de la sangría incluye bebidas alcohólicas y sin alcohol, fruta, gaseosa y azúcar.
Si no quieres sentirte como un «guiri» cuando prepares tu próxima sangría, sigue leyendo y evita los errores más comunes al elaborar este cóctel «hipster».
La base de la sangría es el vino. Parece lógico pensar que si la base es de baja calidad, el resultado también lo será. Así que no, rotundamente NO eches a tu sangría «ese» vino de tetrabrik. Tampoco necesitas un gran reserva para macerar con fruta, pero un crianza de gama media, te garantizará un resultado final digno.
Otro de los elementos fundamentales en la sangría es la fruta. Por tanto, parece lógico pensar que los vinos que mejor le sientan a una sangría son los afrutados. Vinos elaborados con uva bobal, por ejemplo, aportarán a tu sanfría ese aroma a fruta roja fresca que tanto gustará a tus invitados.
Aunque «errar es de humanos», equivocarse con la fruta puede arruinar la mejor de las sangrías.
En el medio, la virtud. Tan mala resultará una sangría con cuatro trozos de ese triste melocotón que llevas viendo dos semanas en tu nevera, como una macedonia de frutas que necesite cuchara para comerla. No existen cantidades exactas de fruta, pero una recomendación puede ser 3 piezas medianas por cada litro de vino.
Hay muchas frutas que le sentarán genial a tu sangría. Más allá de elecciones concretas, se trata de encontrar el equilibrio entre dulzor, acidez y amargor. Dentro de la variedad de frutas, las más utilizadas son el melocotón, la manzana, el limón y la naranja.
Los cítricos no pueden faltar, y puedes mezclarlos, ya que conseguirás armonizar sabores amargos (pomelo), dulces (naranja) y ácidos (limón).
También es importante que tengas en cuenta el punto de madurez de las frutas y la nota de cata del vino. De esa manera, podrás utilizar frutas que potencien los aromas frutales del vino. Por ejemplo, los tintos suelen evocar aromas de frutos rojos y los blancos de frutas tropicales y frutas blancas.
El verano es la época de las frutas. Hay una gran variedad que puedes incorporar a tu sangría: melocotones, cerezas, ciruelas rojas, sandía, cítricos, peras, o uvas son algunas de las que le sentarán muy bien a tu sangría.
Casi cualquier fruta irá bien, sobretodo aquéllas con pulpa dura que aguanten la absorción del vino. Por ese mismo motivo, te recomendamos que no utilices plátano ya que hará que tu sangría quede demasiado densa y tengas que terminar comiéndotela con cuchara. Tampoco te recomendamos utilizar caquis, ya que su carne se deshará y «ensuciará» tu sangría. La piña, por otro lado tampoco es muy recomendable: no va a aportar sabor al vino.
No existe una «buena manera» de cortar la fruta para la sangría. Eso si, intenta que queden pedazos «estéticos» y que cada fruta sea reconocible. Nunca la tritures y no hagas los trozos demasiados grandes.
Da igual que tu primo tenga acciones en una fábrica de zumos de fruta. No utilices zumos preparados para tu sangría. Ponte en modo zen y exprime naranjas y limones para añadir el zumo a tu sangría. Te regalamos un truco: no tires las pieles después de exprimir las frutas, córtalas en trozos e incorpóralos a la sangría.
Aunque la sangría «clásica» tiene como base el vino, puedes darle un toque de sabor, añadiendo alguna bebida con gradación. Ahora bien, salvo que tengas menos de 20 años, te recomendamos que no le eches todos los culos de botellas que encuentres por casa. La mezcla de distintos destilados va a enmascarar el sabor final.
Sin embargo, aguardiente, un brandy, vodka, Cointreau, un poco de jerez o un licor de naranja van a dar ese toque de sabor a tu sangría que la harán única. Nuestra recomendación: no más de 2cl de licor por cada botella de vino.
La fruta contiene mucha fructosa, que aporta dulzor a la sangría. No queremos que el exceso de azúcar esconda el sabor del vino. Para mi gusto, con el azúcar que aporta la fruta, ya es suficiente, pero si eres muy golosa/o, mejor prepara un almíbar y añádelo a la sangría.
Añade agua y azúcar a partes iguales, calienta hasta que el azúcar se disuelva, echa una ramita de canela y deja hervir la mezcla 15 minutos. Deja enfriar tu almíbar y añade a la sangría hasta conseguir el punto de dulzor que quieras.
Si añades el azúcar a la sangría después del hielo, no conseguirás el resultado que buscas, ya que el azúcar no se deshace con el frío.
No hay una recta infalible y el tiempo que dejes las frutas macerando con el vino va a depender de cómo te guste la sangría. Si la dejas 24 horas en la nevera, el vino se impregnará de su sabor mucho mejor que si la dejas 4 horas, que es el tiempo que suele recomendarse.
Eso si, no te recomendamos dejar la sangría mucho más allá de un día. Las frutas tienden a fermentar y, aunque cuesta mucho que lo hagan, tu sangría puede quedar «imbebible».
No te descubrimos nada si te decimos que la sangría se toma muy, muy fría. Utiliza cubitos de hielo, cuanto más grandes mejor y nunca hielo machacado si no quieres que tu sangría quede aguada. Cuanto más hielo pongas, menos se derretirá. Y no olvides remover la mezcla cuando le pongas el hielo y cuando la sirvas. Así evitarás la tendencia del vino a quedarse abajo y el agua arriba.
¿Quieres un truco? Haz cubitos con el mismo tipo de vino que utilices para hacer la sangría, así no perderá intensidad.
Desmelénate un poco y lánzate a experimentar: cambia el vino por cava, utiliza vinos blancos, dale ese «toque» personal utilizando diferentes especias como canela en rama, nuez moscada, clavo, hierbas aromáticas. Prueba distintos licores como tequila, ron o coñac.
Preparar tu propia sangría puede ser una maravillosa experiencia.
Nosotros te recomendamos la zurra, elaborada con una cuidada selección de materias primas. Una sangría con espíritu propio, para tomar en el aperitivo, en la comida o como cocktail. Una bebida perfecta para disfrutarla todo el año.
La Sangría La Zurra se elabora de forma totalmente artesanal, aprovechando la mejor fruta de cada temporada para, manualmente, elaborar las infusiones.
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