Con agosto, el verano llega a su apogeo. El ocio y los planes al aire libre apetecen cada vez más. Comidas ligeras y bebidas que refresquen los calurosos mediodías de estos meses. Hoy queremos desmontar un mito: que los vinos no son para el verano. Hay vinos frescos y ligeros, que servidos a la temperatura correcta harán tus delicias este verano.
Estamos seguros de que tu, persona ávida de aprender y disfrutar no te conformas con la cerveza bien fría en verano. No es que no nos guste. Nos encanta una cerveza helada en verano, pero hay más opciones. Si te gustan los matices, si tienes una personalidad atrevida y te gusta probar nuevas cosas, eres de las nuestras!
Te traemos vinos fáciles de beber, vinos de fresqueo, de fácil paso por la boca pero no por ello menos complejos.
¿Piensas en vinos ligeros y solo se te ocurren blancos o rosados?
Es cierto que, en general, los vinos blancos proporcionan una mayor sensación de frescor. Sin embargo, hay otras opciones también muy adecuadas para el verano.
Los vinos espumosos cuentan con la ventaja de las burbujas. Esa sensación «chispeante» los convierte en muy refrescantes. Son firmes competidores para convertirse en los vinos del verano, peeeero hay más.
Están los rosados, tanto en su versión «tranquila» como espumosa, que son, quizás los más versátiles y que se adaptan perfectamente tanto a platos contundentes como a otros más ligeros como pastas o arroces. Maridan también con sabores exóticos, incluso con carnes de caza y son excelentes para aperitivos con conservas.
Y llegan nuestros queridos tintos. Si son tu elección para el verano, decántate por los más ligeros y afrutados. Teniendo en cuenta que es probable que los consumas con platos livianos y en espacios abiertos, lo lógico es que los sirvas a una temperatura más baja de lo normal. En este caso, los mejores son vinos jóvenes, con poca o ninguna barrica.
En la época estival solemos comer platos ácidos, que combatan el calor. Si sigues nuestro blog, ya sabrás que un buen maridaje se basa en lograr el equilibrio con la acidez del vino.
Por ejemplo, el limón que le echas a una paella marinera pide vinos también ácidos.Un txakolí, un cava o un brut no pueden faltar en «esas» reuniones. Un vino tinto joven afrutado puede resaltar la salinidad de una paella tradicional (de carne y verduras).
El alcohol incrementa la deshidratación. Por eso, en los momentos más calurosos es mejor optar por vinos con menos grados, que no resulten pesados. Vinos «alegres», de entrada fácil, con aromas a frutas y flores son ideales para los días en que más sube la temperatura.
En cuestión de vinos, la temperatura importa, y mucho. De que el vino esté a la temperatura adecuada puede depender que la experiencia mejore o empeore. Un vino demasiado frío puede parecer duro, ya que la baja temperatura enmascara los aromas y acentúa la percepción de los taninos. Por el contrario, un vino caliente resulta más pesado y empalagoso, más alcohólico, pero también más aromático.
Sentadas estas bases generales, no pasa nada porque en verano disfrutes del vino un par de grados por debajo de lo que debería ser.
Incluso y aún a riesgo de recibir algún insulto por parte de tu cuñado, puedes ponerle un cubito de hielo si eso va a hacer que disfrutes más de tu copa.
Te dejamos algunas recomendaciones para que dejes boquiabiertos a tus invitados este verano.
Elegir un vino para acompañar un salmorejo o un gazpacho, no es tarea fácil. Son platos que aportan acidez, por lo que la mejor opción es un Brut.
La untuosidad de la mayonesa en la ensaladilla combina perfectamente con un blanco con barrica.
Llega un clásico del verano: el melón con jamón. Esta complicada mezcla de sabores se acompaña muy bien de un vino rosado.
Para esas parrilladas de carne que tanto te gustan, lo mejor es un tinto con poca crianza, o incluso un joven afrutado.
Ensaladas, escabeches, boquerones en vinagre… Los platos en que los sabores ácidos del vinagre y/o el limón son los protagonistas maridan perfectamente con vinos blancos, finos y cavas. También puede funcionar un tinto no muy complejo, si el vinagre tiene poca presencia.
Y si eres de los «finos» que «a los postres, vino», prueba un espumoso para acompañar a tu helado, salvo que sea de chocolate amargo, donde lo mejor es un tinto crianza.
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